lunes, 20 de julio de 2009

Y el cadáver siguió muriendo


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Estamos en el campo de concentración de la segunda Guerra Mundial, donde sus tasas de exterminio son muy bajas, ubicado en Polonia en el año 1942, el jefe que estaba al mando se suicidó, entrando en su reemplazo el arrogante comandante Bauman, un aficionado al vino bien añejo y a la buena lectura. Él está dispuesto a dejar una buena impresión con su trabajo. En una de sus visitas nocturnas, ve a un prisionero que esta a su lado sin trabajar, este ni se inmuta y por tal ofensa, lo manda ejecutar para dar ejemplo a los demás prisioneros (dos disparos en ambas piernas y el último disparo en la cabeza). Sus restos son incinerados en el horno.
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Otra noche en su oficina, escucha unos silbidos, revisa las instalaciones con sus subordinados, encontrándose con el mismo tipo ejecutado, como no hay primera sin segunda, esta vez recibe 8 balas en diferentes partes de su cuerpo y remontándolo con la famosa repasada (con la punta de las bayonetas), asegurándose que estaba bien muerto, vio como fue arrojado para verlo como carbón. Pero siguió escuchando los mismos silbidos.

Un General de alto rango viene de visitas, Bauman lo guía y le explica el funcionamiento del crematorio, cree que está loco al ver nuevamente al prisionero muerto, después de preguntarle, en que consistía su secreto, le da dos balazos en la cien.

Empezó a rumorearse entre todos que el comandante había perdido la razón, todas las semanas ejectuaba, decapitaba y apuñalaba a la misma persona una y otra vez.Tomando el vino que esperaba guardar para mucho después, se embriaga sin distinguir el día de la noche, un soldado le dice que el prisionero que no muere quiere tener una charla con él.


Bauman se ha llegado a convencer que el prisionero es una persona con el don especial de no morir jamás porque se recupera de todo tipo de heridas. Perdido de sus casillas, comienza a golpearlo bestialmente con la botella de vino, reprendiéndole que no va a dejarlo en ridículo.


En uno de los golpes, el prisionero rompe la lámpara provocando un incendio. El remplazo del comandante Bauman ingresa al campo de concentración donde sus tasas de exterminio son muy bajas, dispuesto a generar una buena impresión con su trabajo, pasó el tiempo y se dio cuenta que el prisionero peludo no estaba internado como todos los demás sino que todos estaban encerrados con él.
Prisionero Número cero, fue escrito por el interesante Mark Millar con dibujo Kaare Andrews, publicado en Wolverine N°32 (2005).

1 comentarios:

Espectacular Erick dijo...

Agregando a tu información este comic viene despues de: Enemigo del Estado y Agente de Shield,también de Mark Millar, en el 2008, tambien escribió los siete capítulos de El Viejo Logan

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