EMOcionable

La saga Back in Black (J. M. Straczynski, con dibujo de Ron Garney) nos muestra a un Peter Parker que busca venganza al responsable de que la tía May quedara al borde de la muerte y para eso desempolva el traje negro que se hizo en los ochentas (no es el simbionte, no confundir).

Lo que ocurre a lo largo de los cinco números es simplemente incoherencia tras incoherencia, si Parker se presentó en señal abierta, ¿por qué nadie lo conoce sin máscara?, ¿por qué llora y llora por quebrar las leyes, acaso no sabe el guionista que una decisión trae consecuencias?, la famosa actriz de novelas y teatro Mary Jane pasa ante todos como una vecina cualquiera. Kingpin es un brabucón altanero que paga una fortuna para que le den su traje de sastre blanco y bastón, cuando Spiderman descubre que él estaba detrás de todo esto, no se ponen a charlar como personas sensatas, no la gente quiere golpe y sangre, quiere venganza pero a lo bruto, eso es lo que piensa el neurótico Joe Quesada.

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Se menciona en el primer comic a Daredevil N° 93, pero no hay punto de comparación a la grandiosa historia de Ed Brubaker (The Devil Takes a Ride) con el epílogo de un Matt Murdock que aboga por la liberación de Kingpin como una promesa que hizo a la esposa del mafioso para que la gente tenga dudas de su identidad secreta. En la escena no se ve ni una gota de sangre, Fisk si bien al principio quiere arreglar cuentas con él cuando salga, no lo hace porque tiene que llorar y honrar a su esposa fallecida. La vulnerabilidad no es que te dejen golpeado y humillado sino que no le encuentres sentido a tu vida por la partida de la persona más importante de tu patética vida, porque estuvo en tus manos cambiar muchas cosas si hubiesen estado juntos, pero en vez de eso sólo estuviste concentrado en tus negocios turbios, al adicto poder. Nada de argumentos sosos de que yo soy gordo pero fuertecito y pégame que yo resisto como en “De nuevo de Negro”, en vez de tratar de pasar los últimos momentos de su tía, que hace tiempo debió morir.

Es por eso que algunos críticos cretinos ven al comic como algo sin sentido, en vez de cambiar la misma historia de hace 40 años, los Quesadas se conforman con seguir con lo mismo una y otra vez, piensan en los niños de ahora pero no en los de antes. Bienvenido al eterno consumismo y a las pocas ideas.